sábado, 23 de enero de 2016

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi blog novela Una pareja enamorada. 
En este caso, el fragmento está centrado en los recuerdos de Arianne.

                          Era la hora del té.
                          Las cuatro primas estaban sentadas a la mesa del comedor.
                          Lady Kate estaba en el salón tejiendo un chal. Quería regalárselo a Arianne. Sus tres sobrinas eran verdaderos encantos. Se estaban portando muy bien con Susan. Se puso nerviosa. Arianne era la mayor de las tres. ¿Tendría algún recuerdo de cómo ocurrió su caída en desgracia? No quería pensar en eso. Y tampoco quería hacerle ninguna pregunta a Arianne al respecto.
                          Gaelen bebió un sorbo de su taza de té.
-Háblanos de tu prometido-le pidió Danielle a Arianne-Creo que no llegamos a conocerle. ¿Cómo era?
-Era un buen muchacho-contestó Arianne.
-¡Qué parca eres!
-¿Qué es lo que queréis saber? Se portó muy bien conmigo.
                          Lo último que quería Arianne era hablar con sus primas acerca de su relación clandestina con Philip.
-No hay un solo día en el que no le eche de menos-añadió-Debo de reconocer que estuve muy enamorada de él. Todavía sigo muy enamorada de él.
                          Tres pares de ojos se clavaron en la cara de Arianne.
                          Recordaba a Philip vestido con aquellas ropas tan sencillas. Estaba segura de que sus padres nunca sospecharon nada. Las cosas habrían sido muy distintas de estar él con vida.
                          Habría vuelto a Londres para buscarla.
                          Habría intentado pedir su mano al padre de ella. Se habría negado.
                          Ellos no lo habrían dudado. Habrían huido a Gretna Green. Se habrían casado en la Vieja Herrería. Habrían empezado de cero en otro lugar. Estarían juntos.
                           Los padres de Arianne creía que nunca se casaría. Sus hermanas mayores habían hecho buenas bodas. Sólo quedaba ella por casar.
                         Arianne sabía que nunca se casaría. Philip seguía muy vivo en su corazón.
                         Nunca supo en qué momento se enamoró de él. No recordaba exactamente cuándo empezó todo. Un día, pensaba que era uno más de los criados que estaban a su servicio. Después...
                        Philip era alguien especial en su vida. Alguien que la hacía reír. Alguien que se preocupaba realmente por ella.
                         Arianne no podía casarse. Ya era demasiado mayor. Su corazón seguía consagrado a un recuerdo. Y, además, no era virgen. Su marido podía perdonarle su amor a un fantasma. Pero no podía perdonarle la pérdida de su virginidad.
                         Miró a Susan. No era ni como Gaelen ni era como Danielle. Tenía la sensación de que había ocurrido algo entre Gerard y ella. ¿Y si Susan tampoco era virgen? ¿Podría responder Gerard por ella? Él estaba dispuesto a casarse con Susan. La opinión de su familia no le importaba en absoluto.
                         Sólo quería a Susan.
-¿Cómo se llamaba?-le interrogó su prima más joven.
-Por favor...-le imploró Arianne, con la voz rota.
-¡Oh, lo siento!
-No pasa nada.
-He sido demasiado cotilla. Te ruego que me perdones.
                            Arianne vio cómo Susan cogía un sándwich de pepino. Le daba un mordisco. Pero su mano tembló al hacerlo.
-Es verdad que me duele pensar en él-se sinceró Arianne-Pero...Ya ha pasado.
-No ha pasado-observó Gaelen.
-Es verdad. Lo amé con todas mis fuerzas. Hay cosas que no valen la pena contar. Será mejor que lo olvidemos.
-Está bien. Lo olvidamos.
-Gracias...Pasemos a hablar de otro tema. Susie se casará con ese joven tan apuesto y caballeroso. Entonces...
                       Era mejor cambiar de tema para no pensar.
                      Arianne no quería terminar recordando a Philip.
                      Podía verle mientras se afeitaba con aquella navaja. Podía verle mientras trabajaba arrancando las malas hierbas del jardín. Con el torso desnudo cuando llegaba el verano. Todas las criadas decían que era el muchacho más apuesto que jamás habían visto. ¡Y tenían razón!
                      Podía recordar los besos que le robó.
                       Aún podía sentir cosas.
                      Recordaba el sabor de la piel de su torso cuando se la llenaba de besos. Podía recordar la suavidad de su piel cuando sus dedos se la acariciaban.
-Tengo algunas dudas sobre si quiero viajar a Londres-se sinceró Susan-Antes, hay varias preguntas que quiero hacer. Se trata sobre mí. Sobre mi padre...

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