domingo, 10 de enero de 2016

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
El fragmento de hoy va a estar centrado en la figura de una de las primas de Susan.
Estos personajes también tienen una historia interesante que contar.

                               Una carta llegó a la isla.
                               Estaba dirigida a Danielle.
                               La joven frunció el ceño cuando reconoció la letra del hombre que le escribió aquella carta. Se trataba de Arthur, su prometido.
                               Su antiguo prometido, en realidad.
                               Danielle buscó refugio en la pequeña biblioteca para poder leer aquella misiva. Imaginaba lo que quería pedirle Arthur. Nada más empezar a leer aquella carta, supo que no se equivocaba. Arthur quería reconciliarse con ella.

                           Te sigo queriendo muchísimo, Danielle. Puede que no sea amor. Pero es algo sincero y profundo. 

                          La mente de Danielle voló atrás en el tiempo.
                          Sir Arthur Williams era un hombre que duplicaba a Danielle en edad. Cuando la vio por primera vez, mientras daba un paseo por los Jardines de Vauxhall, quedó prendado de ella. Sir Arthur tenía ya cierta edad. Debía de pensar en casarse y en engendrar un hijo que heredase todos sus bienes.
                         Solicitó información acerca de Danielle.
                         La joven era hermosa. Gozaba de una salud excelente. Y, además, poseía una dote bastante alta.
                         Su cabello era de color castaño de color rojizo. Sus ojos eran de color gris. Y su piel era de color blanca como la leche. Además, era de estatura más bien baja. Pero estaba bien proporcionada en el aspecto físico.
                        Danielle creyó estar enamorada de aquel hombre.
                       Todas las semanas, le enviaba un ramo de lirios, sus flores favoritas.
                       La cortejó con mucha insistencia.
                      Iba a visitarla todas las tardes y era recibido en el gabinete de la madre de Danielle. La joven siempre estaba acompañada por su hermana mayor, Gaelen, que hacía las veces de carabina. Si salían a dar un paseo, Gaelen les acompañaba. Sir Arthur trataba con mucha cortesía a Danielle.
                      Era un hombre muy apuesto. Sin embargo, la joven se dio cuenta de que no sabía de qué hablar con él. Hablaban de temas triviales. Pero él no estaba interesado en nada de ella. Y eso no le agradó.
                       Cuando Danielle quiso darse cuenta, su compromiso era oficial. En un baile que se celebró en Almacks, su padre y sir Arthur lo dieron a conocer. Danielle pensó que se iba a desmayar.
-¡Qué mala cara tienes!-observó Gaelen, preocupada-¿No estás contenta? ¡Vas a casarte! Tu prometido es un hombre rico e influyente.
-Quiero irme a casa-contestó Danielle, con apenas un hilo de voz.
-¡No podemos irnos a casa, Danny! Tienes que bailar con tu futuro marido. ¿No lo sabías?
-No importa.
                       Después de eso, Danielle hizo lo imposible para no ver a sir Arthur. Su compromiso era un error. En su fuero interno, lo sabía.
                        Habló con su madre acerca de viajar a Bath. En el pasado, Danielle y Gaelen habían estado en Bath en varias ocasiones. Pero no funcionó. La dama quería empezar cuanto antes con los preparativos de la boda. Ignoró la sugerencia que le había hecho su hija menor. Danielle tenía un mal presentimiento.
                      Hasta aquel momento, sir Arthur sólo la había besado en la mano.
                      Sin embargo, una tarde, acudió a visitarla y Danielle estaba sola en el salón.
                      Estuvieron hablando un rato. Danielle se sentía incómoda porque parecía que estaba poniendo en peligro su virtud.
-Me gustaría hacer algo antes de irme-le dijo sir Arthur.
                     Cuando Danielle quiso darse cuenta, su prometido la estaba besando.
-¡Se ha vuelto loco!-pensó la joven horrorizada.
                       Sir Arthur no sabía besar. Le hizo daño en los labios cuando la besó con pretendida pasión. Forcejó con él hasta que logró soltarse.
                       Danielle decidió que no quería casarse con aquel hombre. No lo amaba y le daba igual la opinión de los demás. Ahora, se alegraba de haber roto su compromiso con él.
                      Lo siento mucho, pensó. Pero no pienso casarme con usted, señor. No lo amo.
                      Prefiero quedarme soltera a ser una desgraciada de por vida.



                      Gaelen entró en la biblioteca en aquel momento.
                      Se percató de la cara descompuesta de su hermana.
-Sir Arthur me ha escrito-le informó ésta.
-Estamos intentando que nuestra prima Susie se case-le recordó Gaelen con dulzura-Pero no podemos olvidarnos de ti. He perdido toda esperanza de casarme desde que Nicholas me destrozó el corazón. ¡Oh, Danny! ¿Por qué no intentas querer un poco a sir Arthur? No es un mal hombre.
                         La aludida le hurtó la mirada. No quería discutir con Gaelen. Su hermana mayor reaccionó muy mal cuando Danielle le confió que no iba a casarse con sir Arthur.
                         Estaba muy presente todavía el recuerdo del odioso Nicholas.
-¿Por qué no te casaste con lord Nicholas?-le preguntó Danielle.
                        Gaelen guardó silencio. Eran casos distintos. Ella había amado realmente a aquel canalla.
-Me quedaré soltera-respondió Gaelen con pesar-¡Pero tú no eres como yo! En el fondo...
-Crees que pienso igual que madre-la interrumpió Danielle-Nuestros padres no se aman. Madre quiere que haga una buena boda. En el fondo...Estás equivocada.
-El amor es doloroso.
-Susie no puede oírte hablar así. Piensa igual que nosotras.
                     Gaelen recordó cada uno de los besos que le había dado Nicholas. Habían sido besos que la habían embriagado por completo. Aquellos besos recibidos habían nublado su razón.
-No sentí nada cuando sir Arthur me besó-añadió Danielle-No quiero casarme con él.
-Está bien-cedió Gaelen.

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