martes, 20 de octubre de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Hoy, seguimos con un nuevo fragmento de Una pareja enamorada. 
Ha empezado un nuevo año y la vida de Susan ha cambiado.

                             La mente de Susan parecía estar en otra parte.
                             Cassandra lo advirtió cuando fue a buscarla para ir a dar un paseo por la isla. Le había felicitado por la llegada del Año Nuevo. Cassandra pensaba en abandonar la isla para ingresar en el convento después de la Epifanía de los Reyes Magos. Pero su madre adoptiva había caído enferma. No era nada grave.
-Ahora, no me puedo ir-se lamentó Cassandra.
-Una madre es lo primero-le recordó Susan.
-Y ella es la única madre que conozco. De quién pudo ser la otra no tengo ni idea.
-¿Nunca has pensado en buscar a tu verdadera madre? Podrías hablar con ella y preguntarle el porqué te abandonó.
                            Cassandra se encogió de hombros. Lo cierto era que jamás había pensado en buscar a su madre.
                             Sin embargo, sentía curiosidad por saber cómo era. No había dado aquel paso porque no quería herir al matrimonio Baker. Lo habrían considerado como un gesto de desprecio hacia ellos.
                               Aquella mañana, el ánimo de Cassandra estaba por los suelos.
                              Sus padres habían recibido la visita de lady Janet Saint John. Cassandra odiaba con todas sus fuerzas a aquella mujer. Había sido la amante oficial de su adorado Kurt.
-Creía que lo habías olvidado-comentó Susan.
-Cuando la he visto hablando con mi madre, he pensado que me iba a volver loca-se sinceró Cassandra-¡Esa mujer me ha destrozado la vida!
-Tu Kurt no murió por ella. Ese hombre tenía miles de amantes. Lady Janet fue sólo una más en su vida.
                              Cassandra tenía el rostro contraído en un rictus de disgusto. Ver de nuevo a aquella mujer reforzó su deseo de ingresar en el convento.
                               Lady Janet había recibido de Kurt sus mejores besos. Sus caricias más sensuales que le podían brindar sus manos. Los abrazos más fervientes se los había dado a ella.
-Yo tuve que conformarme con las migajas-se lamentó Cassandra, con amargura-Pero...
-Nunca te amó-le recordó Susan.
                               El hablar con Cassandra de sus problemas permitía a Susan no pensar en el caos que era su vida. Desde que conoció a Gerard, todo se había vuelto del revés.
                              Había descubierto su lado más débil y vulnerable. Le había confesado todos sus secretos. Se había entregado a él de todas las maneras habidas y por haber. Sin embargo, la sombra de la duda seguía planeando sobre su cabeza. Después de todo, Gerard no dejaba de ser un hombre. Se habían convertido en amantes. Pero Gerard no tardaría en cansarse de ella.
                             Los ojos de Susan se llenaron de lágrimas. Seguía pensando lo peor de Gerard. Seguía sin poder confiar del todo en él.
                               Y aquel joven era muy distinto a la imagen que Susan tenía de los hombres. No era nada cínico. Era amable y atento con todo el mundo.
                              Había sufrido con su rechazo. Pero nunca había intentado imponer nada sobre ella.
                               La respetaba. Ante los ojos de Gerard, Susan era una dama.
                           Una dama que no había dudado en entregarse a los brazos de él la noche antes.
                           Que había disfrutado besándole y recibiendo los apasionados besos que él le dio. Que había disfrutado cuando las manos de él acariciaron su cuerpo.
-¡No me estás escuchando!-se exasperó Cassandra.
-Lo siento-se disculpó Susan, muy avergonzada-Estaba pensando en otra cosa.



-Espero que ese tal mister Welles no tenga nada que ver. ¡Y que no hayas vuelto a cometer la locura que cometiste cuando le besaste! Fue un error por tu parte, Susie. Ese hombre me da muy mala espina. Finge ser un caballero, pero no lo es. Hazme caso.
-Cassie, ¿has pensado que, a lo mejor, estás equivocada?
-Tiene cara de ángel, pero sus ojos son los ojos de un demonio. Conozco a los hombres mejor que tú. Sé bien de lo que te hablo. Susie, no le vuelvas a ver.
                        Es demasiado tarde, pensó la aludida con tristeza.

domingo, 18 de octubre de 2015

ESCENA ELIMINADA DE UNA DE MIS NOVELAS

Hola a todos.
Aquí os traigo una escena que eliminé de una de mis novelas. En concreto, la eliminé de mi novela Aquello que duele. 
Aquello que duele cuenta la historia de una joven estadounidense, Emma, que vive afincada en Inglaterra y que ha hecho realidad el sueño de cualquier joven al contraer matrimonio con un lord inglés. Pero el matrimonio acaba siendo un completo fracaso que Emma no quiere reconocer. En cambio, la prima de la joven, Arabella, acaba encontrando el amor gracias a un amigo de la infancia.
La acción transcurre en la década de 1950.
De ahí que aparezcan televisores en esta escena.

                                     Algunas noches, Emma y Alexander se sentaban en el sofá de la sala de estar. Encendían el televisor. Lo miraban en silencio. Veían cualquier programa que emitían. Programas de debates...Programas de humor...Ninguno se molestaba en acercarse al televisor para cambiar de canal.
                                   Alexander se reía con los programas de humor. A Emma no le hacían gracia.
-¡Mira!-le indicaba Alexander-¡No te pierdas esto! ¡Ja, ja! ¡Ja, ja! ¡Qué gracioso!
                                  Arabella estaba muchas noches con ellos en la sala de estar viendo la televisión. Se obligaba así misma a esbozar una sonrisa.
-Sí...-murmuraba Emma-Sí...-Hablaba con voz desganada-Muy gracioso...Ya lo veo. Sí...
-Pero...-se sorprendía Alexander-No te ríes. ¡Oh, Dios! ¡Oh! ¡Ja, ja, ja! ¡Ríete!
-No tiene ganas de reírse-intervenía Arabella-O se está riendo por dentro. Emma es muy comedida.
-No es verdad. Cuando conocí a tu prima, Belle, era todo lo contrario que debe de ser una mujer comedida. Hazme caso.



                               Emma guardaba silencio. No tenía ganas de sonreír. Una especie de amargura se había instalado en su corazón desde hacía algún tiempo.
                               Ni siquiera miraba a su marido a la cara. Quería seguir pensando en él como solía hacer.
                               Como el lord inglés que le había robado el corazón. No quería mirarle y descubrir al desconocido que era, en realidad.
                              Arabella advirtió lo que le ocurría a su prima.
                             Se lo comentó una tarde en la que ambas estaban en la biblioteca. Ya quedaban cada vez menos libros.
-Mi vida es un completo caos-se sinceró Emma.
-¿Estás hablando de tu matrimonio?-quiso saber Arabella.
-Estoy hablando de todo. La agencia se va al traste. Cada vez hay menos dinero. Y Alex...
-¿Acaso discutís?
-El problema es que nunca hablamos.

sábado, 17 de octubre de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Tras unos días desaparecida por completo de este blog, he vuelto con ganas de seguir con la historia de Susan y de Gerard porque, sinceramente, se lo merecen.
Vamos a seguir indagando en el pasado de Gerard. ¿Por qué es tan desapegado de su familia?
¡Vamos a descubrirlo!

            Le gustaba vivir en aquel lugar.
            Le parecía un lugar mágico.
            Estaba suspendido en el tiempo.
            Se respiraba una gran calma en aquella isla. Lo cierto era que le gustaba estar solo.
            Era un solitario por naturaleza.
            Nunca le había gustado vivir en Londres. Se sentía raro viviendo en un lugar que era tan grande.
            Por eso, le gustaba vivir en aquella isla.
            Lo prefería a vivir en una ciudad tan grande como lo era Londres. 
            No quería asistir a fiestas.
            Gerard se sintió muy contento. 
            Cuando se acostó en su cama, tuvo la sensación de que había logrado lo que quería. Había logrado el amor de Susan. Ella confiaba en él. 
             Quería a sus padres. Después de todo, le habían dado la vida. 
             Había crecido siendo educado por distintos preceptores. Algunos de sus preceptores eran más amigos de golpearle que de enseñarle. Y sus padres...No hacían nada, a pesar de que lo sabían. 
              Le decían que un niño debía de ser obediente. ¡Pero si él nunca se metía en líos! Se pasaba todo el día estudiando. Ni siquiera se le tenía permitido jugar en el jardín. ¡No sabía lo que era subirse a un árbol! 
               En realidad, Gerard no había sido nunca un niño. Sus padres estaban convencidos de que lord Ford nunca se casaría. Y Gerard sería nombrado su heredero. El padre del niño estaba todo el día metido en el burdel. Y la madre despilfarraba grandes cantidades de dinero en sus numerosos viajes a Bath. Gerard fue criado por la servidumbre. No sabía lo que era tener un verdadero hogar. Pudo haberse vuelto un libertino. Eso era lo que decían los jóvenes con los que estudió en Oxford. ¿Y qué estudió en Oxford? 
               No era amigo de ir a burdeles. Le repugnaba la idea de pagar por estar con una mujer. Y, encima, con una mujer que no quería estar allí. La obligaban a estar allí. 
                 Deseaba casarse por amor. Encontrar una mujer con la que fundar una familia. Tener muchos hijos. O sólo estar con ella. Y esa mujer la había encontrado. 
                 Su familia no iba a separarle de Susan. Había hecho el juramento de que siempre estaría con ella. 



                     Se había puesto la camisa corta de dormir.
                    Sonrió para sus adentros.
                     Las cosas iban a salir bien, se dijo así mismo. Tenía el corazón de Susan. Su familia se podía ir al mismo Infierno. Se casaría con ella.
                     Seguiría trabajando para mister Jeremiah. Era un buen hombre. Se parecía al abuelo que nunca tuvo. Porque su abuelo era demasiado frío y duro como para ser querido por sus nietos. En cuanto a la familia de Susan...No sabía lo que iba a pasar. Estaba empezando a conocerla demasiado bien. Quería una familia.
                     Pedía ser amada. Y él estaría solo. ¿Le bastaría? Lo ignoraba. 

viernes, 9 de octubre de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi blog novela Una pareja enamorada. 
Este fragmento está más centrado en la figura de lady Kate.
¡Veamos qué le pasa!

                                  Era demasiado doloroso recordar.
                                  Se decían muchas cosas de ella.
                                  ¿Cómo podía vivir? Estaba sola.
                                 Se había visto señalada por todos los miembros de la alta sociedad.
                                 Lady Kate había cometido un pecado terrible. Le costaba hablar de aquel asunto con Susan.
                                 Era consciente de que los vecinos de la isla habían hablado mucho sobre ella desde que llegó con aquel vestido negro que representaba una viudedad falsa. Sabían que lady Kate era una ramera. ¿Cómo una mujer podía dar a luz a una hija sin estar casada? Era algo que todo el mundo le reprochaba. Quizás, tienen razón, pensaba lady Kate con tristeza.
                               Estaba en el cementerio. Contemplaba la sencilla cruz de madera que estaba ante ella. Esa cruz indicada el lugar donde Lucien estaba enterrado. Lady Kate había soñado con una vida distinta. Tener hijos. Muchos hijos...Pero también...Casarse.
                             Dio a luz a Susan en la misma casa donde vivía con ella. Se dijo así misma que todo había valido la pena.
                               Quedó muy débil. El parto fue difícil. Perdió mucha sangre. Y Susan venía de nalgas.
                               Recibía todos los meses una asignación que le hacía llegar su hermano mayor. Lady Kate la aceptaba.
                                Sin embargo, lo que sentía por Will, su hermano mayor, era un odio infinito. Aquel hombre era el mayor hipócrita de toda Inglaterra. La había insultado por el simple hecho de haberse quedado embarazada siendo soltera.
                                ¡Pero él se había acostado con todas las mujeres del país!
                                De no ser por aquella asignación, lady Kate se habría muerto de hambre. De vez en cuando, bordaba para otras mujeres que no sabían bordar. Eran damas de la ciudad de Reading. De aquel modo, había salido adelante.
                               Se puso de pie, ya que estaba de rodillas. Se santiguó. Al menos, pensó, Lucien descansaba en paz. Ya no sufría el rechazo de la gente.
                               Era la hora de comer cuando llegó a casa. Escuchó a Susan tararear una melodía. Parecía estar muy contenta. Lo cual era algo que no dejaba de sorprender a Susan.
                               La joven le avisó que la comida ya estaba lista.
-Vamos a sentarnos-la instó.

jueves, 8 de octubre de 2015

NEW YORK GROOVE

Hola a todos.
Hago un paréntesis en Una pareja enamorada. 
En esta ocasión, quiero rendirle un pequeño homenaje al que es, para muchos, uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos: Ace Frehley.
Guitarrista, compositor y todo un superviviente al descomunal ego de Gene Simmons. Pero también un superviviente de su propio Infierno...
Sus canciones son un fiel reflejo de su personalidad. Excéntrico y, al mismo tiempo, atrayente.
Os dejo con una de sus mejores canciones, porque también es un excelente compositor: New York Groove, toda una declaración de amor a su ciudad de origen (es oriundo del Bronx).


lunes, 5 de octubre de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Después de que las Musas se hayan alejado algo de mi cabeza con esta blog novela, puedo decir que retomo con más ganas Una pareja enamorada. 
¡Qué ya iba tocando!
En el fragmento de hoy, veremos un nuevo encuentro entre Gerard y Susan, después de haber estado algún tiempo sin verse. ¡Y nos vamos de Nochevieja! Aunque estemos en Octubre.
¿Qué va a pasar entre ellos?

                                Para Susan, la Nochevieja era una festividad que pasaba desapercibida. Todos los años, cenaba con su madre. Después de estar un rato sentadas en el sofá del salón, se retiraba cada una a su habitación a dormir. Cuando se despertaban, se felicitaban por el Año Nuevo. No se celebraba nada en la casa de las Cole.
                              Aquella noche, Susan fue incapaz de conciliar el sueño. Sabía que había otras casas en la isla donde se estaba celebrando aquella fiesta. La llegada del Año Nuevo...Pero ella nunca lo había celebrado. No entendía el porqué, de pronto, era tan importante para ella tener una familia. Festejar con ellos la Navidad. Nunca le había importado.
                            Susan se puso encima del camisón el vestido que había llevado puesto durante toda la cena. Se cubrió los hombros con un chal.
                           Salió de casa sin ser vista.
                           Era mentira.
                           Cuando abrazaba a su madre para desearle una Feliz Navidad, Susan echaba en falta la presencia de su otra familia. Sus abuelos...Sus tíos...
                           Gente que se preocupaba por ella. Que le hacía regalos. Que le decían lo mucho que la querían. No estaba pidiendo demasiado.
                            Pensó en Gerard.
                            Estaba dando un paseo por la orilla del río Támesis. Y, de pronto, la vino a la mente la imagen de Gerard.
                           No puedo estar con él, pensó Susan con tristeza.
                           No se atrevía a confiar en aquel joven que tan bien se había portado con ella. Los días que había pasado sin verle habían sido muy dolorosos para Susan.
                           Se detuvo en seco. Pensó en ir a verle.
                           Sin embargo, estaban allí sus tíos.
-Susie...-oyó una voz que la llamaba.
                            Y, de pronto, Gerard apareció ante la mirada atónita de Susan. Pensó en salir corriendo, pero no lo hizo. Gerard se acercó poco a poco a ella.
-¿Por qué me evitas?-le preguntó el joven con tristeza-Puede que la otra noche fuera un salvaje.
-No fue culpa tuya-respondió Susan, notando cómo la sangre se agolpaba en sus mejillas-Yo lo deseaba también.
-Nunca antes había estado con una mujer. Puedes creerme. O puedes reírte de mí. Susie, estoy enamorado de ti.
-¡No sigas hablando!
                             Susan notó cómo las lágrimas rodaban por sus mejillas. No quería escuchar las palabras de Gerard.
                             Aquel joven era demasiado bueno para ella. Los hombres así no se enamoraban de las bastardas como Susan. Sólo las querían para pasar el rato.
-A lo mejor, lo que te asusta es que he estado en Newgate-opinó Gerard-O que piensas que todos los hombres sólo buscamos una cosa de las mujeres. ¡Y eso no es cierto!
                            Gerard no quería alejarse de Susan por nada del mundo. Antes, debía de convencerla de que sus sentimientos hacia ella eran sinceros. Que la amaba por encima de todas las cosas.
-Tú tiene una familia que te quiere-le recordó Susan con voz cargada de reproche-Una familia que se preocupa por ti.
-¿Mi familia se preocupa por mí?-se sorprendió Gerard.
-Es cierto que estuviste con ellos en Newgate. Pero...
-Susie, tanto mi padre como mi tío nunca se han preocupado por mí. La vida en Newgate era una pesadilla. Mis padre sólo pensaban en comer. Pero no me daban de lo que comían.
-¿Qué me estás contando?
-Ni me defendían cuando otros presos me atacaban. Eran demasiado cobardes como para hacer algo por mí. Me veo obligado a mantenerles porque se lo juré a mi abuela en su lecho de muerte. ¿Tengo un padre? Tengo un apellido. Me parezco en el físico a él. ¿Y de qué me ha servido tener un padre? ¡Si ni siquiera se preocupa por mí! Lo único que quiere es que haga lo que él me diga. Pero eso se terminó.
-Gerard, no lo sabía. Lo siento mucho. Yo me estoy lamentando por el hecho de no tener familia. Sólo tengo a mi madre.
-Tu madre te quiere. Se preocupa por ti. Y yo también me preocupo por ti. Una familia es alguien que se preocupa realmente por ti.
                             Susan no lo había visto nunca de aquel modo. Se acercó a Gerard. Aquella noche, le conocía mejor. Veía dolor en su mirada. Determinación en su rostro...
                             Me ama, pensó con alegría. Y yo también le amo.
                             Fue Susan quién se abalanzó sobre Gerard y le abrazó con fuerza. Él acarició con las manos el cabello suelto de la joven.
-Dame una oportunidad, Susie-le pidió.
                            Ella llenó de besos el rostro de Gerard. Los dos acabaron fundiéndose en un beso largo y lleno de fervor.
-De acuerdo...-aceptó Susan, cuando se separaron.
                           Eran las doce de la noche.
                           Comenzaba un nuevo año: 1820.
                           En la ciudad de Abingdon, estaban celebrando el Año Nuevo por todo lo alto. Los fuegos artificiales iluminaron el cielo.

domingo, 4 de octubre de 2015

EL DIARIO DE SUSAN

Hola a todos. 
Tengo que daros en breve un aviso sobre esta historia. 
Sin embargo, he preferido dejaros hoy con un fragmento de lo que vendría a ser el diario personal de Susan Cole. 
O como yo me imagino que será su diario. 
Espero que os guste. 
Pero os aviso que es muy breve. 

                               "Hoy, es el día de Navidad. ¿Cómo voy a tener ilusión por la Navidad? 
                               Mi madre me hace todos los años un regalo. 
                               Lo deja a los pies de mi cama. Este año, me ha tejido un chal. 
                               ¡Es un chal precioso! No debería de importarme el estar sola con mi madre. 
                               Pienso que es mejor que estemos las dos solas. Nuestra familia nos rechaza. Se me hace raro pensar en la familia de mi madre como mi familia. 
                               No conozco a mis abuelos. No conozco a mis tíos. No conozco a mis primos. Toda nuestra familia nos ha rechazado. No existimos para ello. 
                                Me digo a mí misma que no me duele. Pero el que tu familia no quiera saber nada de ti es muy doloroso. Ya estoy vestida. Me he colocado encima de los hombros el chal de lana de color grisáceo que mi madre ha tejido para mí. 
                              No es Navidad, pienso. Escucho a mis vecinos cantando villancicos. Nunca he cantado un villancico. Cierro la ventana de mi habitación, que está abierta. No quiero pensar en lo que nunca tendré. Me conformo con muy poco."

SUSAN COLE