domingo, 6 de septiembre de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Hoy, seguimos con otro fragmento de Una pareja enamorada. 
Seguimos centrados en la figura de la muy confundida Susan.
Veamos lo que ocurre.

                               Cassandra invitó a Susan, a la noche siguiente, a dormir en su casa. En aquellos momentos, la joven necesitaba estar más cerca que nunca de su mejor amiga.
                              Después de cenar, Cassandra y Susan se retiraron a la habitación de la primera. Cassandra no paraba de hablar.
                              Partiría en cuestión de semanas con destino al convento. Susan pensó en que era imposible hacerla cambiar de idea.
-Sólo puedo decirte que espero que no te hayas equivocado-afirmó cuando cerró la puerta.
                               Cassandra esbozó una sonrisa trémula. Susan pensó que su amiga tenía muchas dudas sobre la decisión que había tomado. Le parecía una locura.
                                Cassandra se sentó en la cama con gesto cansado. Empezó a hablar de sir Kurt. Era evidente que todavía seguía enamorada de aquel hombre. Después de muerto, sir Kurt seguía muy presente en su vida. Ocupaba todos sus pensamientos.
                                 Soñaba con la noche en la que estuvo entre sus brazos.
                                Susan se acercó a la ventana. La habitación se iluminó cuando Cassandra encendió la luz que había en su mesilla de noche, procedente de una lámpara de aceite.
-Sigues enamorada de ese hombre-observó Susan.
-¡Eso no es verdad!-mintió Cassandra, alterada.
-No me mientas, Cassie.
                                  Susan se dio la vuelta. Contempló el rostro enrojecido de su mejor amiga. Sus ojos estaban brillantes. Cassandra estaba a punto de echarse a llorar.
                                Maldecia a sir Kurt por estar tan presente en su vida. Le odiaba por la forma en la que había muerto. Pero no podía sacárselo del corazón. Seguía enamorada de él a pesar de todo.
-Sigues enamorada de sir Kurt-añadió Susan-Y yo estoy enamorada de Gerard Welles. Un hombre que me respeta.
-¡Ten cuidado, Susie!-le advirtió Cassandra.
-Sé bien lo que me vas a decir.
-No seguí el consejo que me diste, pero tú deberías de hacerme caso, amiga. Ese hombre sólo puede traerte cosas malas. ¡Hazme caso!
                                Susan no bufó porque recordó que las damas no bufan.
-Gerard Welles ha sido muy sincero conmigo-admitió.
                                 Cassandra negó moviendo la cabeza. En su mente, no existían los hombres sinceros.
                                 Todos los hombres eran unos mentirosos. Lady Kate estaba en aquel sitio por haber confiado en la palabra de un mal hombre. ¿Acaso se había olvidado de Lucien?
-No sabemos quién abandonó a Lucien-le recordó Susan a Cassandra-Me duele aún pensar en él. ¡Era mi hermano!
-No hace falta ser un genio para saber lo que ocurrió-le espetó su amiga-Una joven que fue seducida por un canalla abandona al hijo que le engendró nada más nacer.
-Lucien, por desgracia, ya no está entre nosotros. Puedo confiar en Gerard.
-¿Gerard? ¿Te has vuelto loca? ¡Lo estás tuteando!
                           Cassandra estaba levantando la voz. Se dijo así misma que debía de guardar la compostura. No podía juzgar a Susan. No juzgues, pensó. Y no serás juzgada.
                            Susan se acercó lentamente a ella.
                            No podía contar con el apoyo de Cassandra. Pero, al menos, conocía la verdad. Sabía que estaba enamorada de Gerard.
-No sé cómo terminará esta relación-admitió Susan-Tengo mucho miedo de que Gerard se aproveche de mí. Pero no puedo vivir asustada toda la vida.
                            Cassandra alzó la vista para mirar a Susan. Sabía, en su fuero interno, que su amiga tenía razón.
-Rezaré por ti para que Dios te guíe-afirmó.

 

-¿Y qué me dices de ti?-le preguntó Susan.
-Dios ha decidido el Camino que me tiene reservado. Ingresaré en el convento. Trataré de ser una buena sierva de Él. Me perdonará por el pecado que cometí.
-Sólo te enamoraste de un mal hombre, Cassie.
-No importa ya eso. Piensa en tu propia seguridad, Susie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario