lunes, 31 de agosto de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Hoy, seguimos con más problemas para Gerard y Susan.
Veamos qué les pasa.

                                  Gerard estaba harto de sus tíos.
                                  Ya había transcurrido una semana desde que lord Ford y su esposa llegaron a Nag's Head. Y Gerard deseaba enviarles de vuelta a Londres.
                                   El vizconde estaba borracho la mayor  parte del tiempo. Y su esposa lo único que hacía era quejarse. Sin embargo, se las ingeniaban para no dejar solo a Gerard. Ni siquiera cuando debía tratar con Jeremiah sobre ciertos asuntos que debían de discutir en privado, ya que tenían que ver con la fortuna del anciano.
                                 Gerard echaba de menos a Susan. Lo único que quería era verla.
                                 En varias ocasiones, fue a la casa de las Cole con el propósito de intentar ver a Susan. Pero no logró su objetivo. La criada que le abría la puerta le decía que Susan no estaba.
                                 En realidad, era mentira. Susan no quería ver a Gerard nunca más. El recuerdo de Lucien, de la desgracia de su propia madre y la ruina de Cassandra la atormentaban.
-Si viene mister Welles, le dices que no estoy-le ordenó a la criada-¿De acuerdo?
-Sí, miss Susan-contestó la criada.
-Sólo le dices eso. No quiero ver a ese hombre en esta casa.
                                 Gerard no quería presionar a Susan. Conquistar a la joven era muy difícil.
                                 El mayor problema era la cabezonería de Susan. Gerard sabía que su amor por ella era correspondido. ¿Acaso no había visto amor en los ojos de la joven cuando le miraba? Amor hacia él...Lo amaba.
                                 Pensar en Susan era lo único que mantenía a Gerard cuerdo. Sus tíos no le dejaban en paz.
                                 De noche, era convocado al cuarto de invitados, donde se hospedaban. Le recordaban los dudosos orígenes de Susan.
                                 ¿Cómo podía haberse enamorado de la hija de una ramera? En opinión de Gerard, el único que debía de ser condenado al ostracismo era el padre de Susan, por haberla abandonado antes de nacer.
-Voy a casarme con lady Susan Cole-advirtió-No podéis desheredarme. No tengo herencia. Y tampoco podéis amenazarme con quitarme una asignación. ¡Soy yo el que os pasa dinero todos los meses!
-Sólo tratamos de que entres en razón-insistió lady Ford.
                                 Gerard no pensaba renunciar a Susan. Iba a pelear por estar con ella contra el mundo si era preciso. Pero amaba a Susan con todas sus fuerzas. Su determinación...Su lealtad...
-Me casaré con lady Susan Cole-decidió Gerard.
-¿Te has vuelto loco?-se escandalizó lady Ford.
                                  Lord Ford murmuró algo acerca de que todos estaban locos en su familia. Estaba borracho y yacía acostado sobre la cama.
-Locos...-murmuró-Todos estamos locos.
-Puede que sea el más cuerdo de toda esta familia-contestó Gerard con firmeza.



-Si eres el más sensato de nuestra familia, ¿por qué sigues adelante con esta locura?-le increpó lady Ford-Lo que te conviene, querido, es buscarte otra esposa. Una esposa que sea rica. Que pueda ayudarnos.
-¿Que os pueda ayudar a seguir gastando dinero? Tía Paige, os conozco demasiado bien. Mi tío y mi padre se irían de juerga con la dote de mi esposa mientras estamos de luna de miel. Y yo no soy ningún arribista.
-Tienes muchos pájaros metidos en la cabeza, Gerard.
-Pienso casarme con Susan os guste o no os guste.

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