sábado, 29 de agosto de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Seguimos con más fragmentos de Una pareja enamorada. 
Gerard no gana para disgustos. Sus tíos llegan de improviso a la isla.

                              La llegada de lord Ford y de lady Ford a la isla de Nag's Head se produjo al día siguiente.
                             El mayordomo de Jeremiah anunció que el joven Gerard tenía una visita. El joven estaba en el despacho reunido con Jeremiah. El anciano se percató de que el joven estaba a punto de desmayarse cuando vio a los recién llegados. El hombre estaba tambaleándose. Parecía que había estado bebiendo. La mujer lo único que hacía era quejarse. Con apenas un hilo de voz, Gerard hizo las presentaciones. Jeremiah se obligó así mismo a ser amable con aquella pareja.
-¿Qué estáis haciendo aquí?-les preguntó Gerard.
-Tus padres nos han mandado aquí-respondió lady Ford-No queremos que arruines tu vida por culpa de esa mujer.
-No te entiendo, tía Paige.
-Hemos recibido tu carta. Y debo de decir que estás loco.
                           Lord Ford no hablaba.
                           En un momento dado, cayó redondo al suelo.
-Llévenlo a la habitación de invitados-le ordenó Jeremiah a su mayordomo.
-Será mejor que le diga a su mayordomo que lleve a mi marido a la casa de mi sobrino-replicó lady Ford.
-Vivo aquí, tía Paige-la corrigió Gerard-La casa tiene dos habitaciones para invitados.
-Espero que estés bromeando. ¿Cómo vas a vivir aquí? ¡Eres el sobrino de un vizconde!
                            Gerard no tenía ganas de discutir con su tía. Era evidente que tanto su tío como ella habían llegado a Nag's Head con el propósito de amargarle la existencia. Pretendían separarle de Susan. Pues bien, ¡no se iban a salir con la suya! No les permitiría acercarse a Susan ni un milímetro.
-Veo que no te alegras de la llegada de tus tíos-observó Jeremiah.
                           Lady Ford siguió al mayordomo que llevaba a su marido a la habitación de invitados.
                           Jeremiah y Gerard se quedaron solos.
                           En el fondo, el joven se alegraba de saber que Susan casi no tenía contacto con la familia de su madre.
-Quieren separarme de Susan-escupió con rabia.
                           Jeremiah asintió con aire pensativo. Sintió admiración por aquel joven. Estaba dispuesto a enfrentarse a su familia por estar con la joven que amaba.
-Tus tíos no están bien de la cabeza-observó el anciano.
-Mi tía sólo sabe quejarse y mi tío o está borracho o está jugando o está en el burdel-le confió Gerard-En ocasiones, desearía haber sido un expósito. Lo prefiero mil veces a vivir con mi familia.
                          Era más que evidente que Gerard no sentía aprecio alguno por su familia. Quería a sus padres porque le habían dado la vida.
                          Pero aquel afecto no se extendía hacia sus tíos. Imaginó que sus primos estarían en el internado.
                       


-Tus tíos pueden quedarse aquí todo el tiempo que quieras-le aseguró Jeremiah a Gerard-Pero me temo que no quieres que estén aquí.
-No se equivoca, señor-admitió el joven-Entre mi padre y mi tío, mi familia está en la ruina.
-Me lo contaste cuando entraste a trabajar para mí.
-Piensan que pueden gobernar mi vida. Olvidan que yo les envío parte de lo que gano aquí. Y, aunque se queden con el dinero, no me importa ¡porque no me van a separar de Susan!

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