viernes, 28 de agosto de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Una pareja enamorada. 
Veamos qué ocurre entre Susan y Gerard.
¿Podrá derruir Gerard la muralla que Susan ha construido a su alrededor?

                               Susan se maldijo así misma.
                               Había jurado que no volvería a encontrarse nunca más a solas con Gerard. Que no volvería a verle. Y, sin embargo, se estaba dirigiendo a su encuentro.
                               Le había enviado una nota la tarde antes. En ella, ponía que quería verla por la mañana, cerca del mediodía. Susan pudo no haber acudido a su encuentro. Pudo haber roto la nota. Pero no hizo ninguna de las dos cosas. Y estaba empezando a arrepentirse de ello.
-Pensaba que no vendrías-la saludó Gerard.
-He pensado en no venir-admitió Susan.
                                La estaba tuteando. No terminaba de verlo como algo normal.
-No puedo quedarme aquí mucho tiempo-añadió Susan, nerviosa-Mi madre me está esperando.
-Lo único que quería era verte-admitió Gerard-Sólo eso...
-Pues ya me ha visto.
                                 Gerard notó que Susan estaba siendo de nuevo arisca con él. Admitió para sus adentros que lograr conquistar su corazón iba a ser una tarea muy difícil.
                                  No había vivido mucho. Nunca había salido de aquella isla. Y, sin embargo, Susan era mucho más cínica que cualquier otra jovencita recién llegada a Londres. O que la dama más experimentada que hubiera conocido.
-¿Ocurre algo?-le preguntó.
-No ocurre nada-respondió Susan, arisca-Será mejor que me vaya.
                                Pero no se atrevió a dar ningún paso. Gerard parecía poseer un imán que la retenía en aquel lugar.
                                 No quería mirar sus hermosos ojos, grandes, profundos y de color negro. No quería recorrer con la mirada aquel rostro de rasgos agradables y, al mismo tiempo, atractivos. ¡Qué alto le parecía! ¡Qué bien formado que estaba!
                                 Susan sintió cómo la sangre se agolpaba en sus mejillas. ¿De verdad había sido capaz de pensar tales cosas?
                                  Apartó rápidamente la vista de él. Se estaba mostrando lo que no quería ser. Vulnerable...
-Susan...-la llamó Gerard.
                                 ¡Qué raro le parecía escuchar su nombre en boca de él! Gerard pensaba en lo distinta que estaba Susan aquel día. Antes, se había mostrado un poco más accesible. Pero, por algún motivo, había vuelto a estar en guardia. Sabía que no era culpa suya. Lo único que quería era hacerla feliz.
                             Cuando Susan quiso reaccionar, Gerard se había acercado a ella y la estaba besando. La estaba besando con una dulzura desconocida para Susan.
                              Quiso corresponder a aquel beso, pero se dieron cuenta de que no estaba solos.
                              Alguien carraspeó a espaldas de Susan.
                              El beso finalizó.
-Lo siento-se disculpó Cassandra.
                               Miraba con cierto enojo tanto a Susan como a Gerard. La joven no sabía qué hacer.
                               De modo que optó por presentar a Gerard y a Cassandra.
-Cassie, te presento a mister Gerard Welles-dijo Susan.
-Me llamo Cassandra Baker-se presentó la joven-Soy la mejor amiga de Susan.
-Encantado de conocerla, miss Baker-dijo Gerard.
                               Besó la mano de Cassandra.
                              Tras saludarse, la joven le dijo a Susan que la acompañaba a casa. La joven agradeció el poder alejarse del lado de Gerard. Apenas sí se despidió del confundido joven.
-Esto no está bien-la regañó suavemente Cassandra-Ese hombre...Tiene el aspecto de un ángel. Pero no me engaña. Es el Demonio.
-Cassie, los demonios no se entretienen de ese modo-le aseguró Susan.
-¡Conozco a los hombres mejor que tú, Susie! Sir Kurt me llevó a la perdición. Tu madre está viviendo en este recóndito lugar por culpa de un miserable.
-Quiero pensar que no todos los hombres son así.

 

-Los hombres son peores de lo que piensas. Yo creía que sir Kurt me amaba de verdad. Me preveniste contra él. ¿Te acuerdas?
-Parece que todos los hombres sólo buscan hacernos daño.
-Por eso, Susie, te prevengo ahora yo contra mister Welles. No quiero que te haga daño. Por lo menos, no quiero que sufras como yo he sufrido por culpa de sir Kurt. No vuelvas a verle. No vuelvas a encontrarte con él. Con mister Welles...
-Entendido...No volveré a verle nunca más. Pero...Hay algo en él que me hace desear poder confiar en su persona. No parece como sir Kurt. No es como mi padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario