sábado, 1 de agosto de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Mientras la familia Welles está escandalizada, Gerard, ajeno a esto, sigue pensando en Susan.

                                   Gerard siempre había sido un niño muy solitario.
                                   Había recibido una educación muy propia de alguien de su posición social. Había ido a Harrow a estudiar cuando tenía seis años.
                                   Más tarde, fue a estudiar a Eton. Cuando estaba de vacaciones en su casa, su familia lo arrastraba consigo a las meriendas a las que eran invitados. Debía de ser más sociable. Debía de conocer mejor a sus vecinos.
                                 Gerard no pudo estudiar en Oxford. Para entonces, su familia ya estaba en la ruina. En su cabeza, quedó grabada la idea de que debía de hacer algo.
                                 Sus padres querían casarlo con alguna rica heredera. Pero Gerard escandalizó a su familia cuando decidió que buscaría un trabajo. Casarse no había entrado en sus planes y lo cierto era que no tenía experiencia alguna con las mujeres. No había coqueteado con ninguna de ellas.
                                 Repasó uno de los numerosos documentos de Jeremiah.
                                Pese a que era uno de los hombres más ricos que jamás había conocido, prefería vivir en aquel lugar.
-Dicen que los lugares pequeños resultan encantadores-afirmó Jeremiah, entrando en el despacho-¿No lo crees?
-Si le soy sincero, señor, nunca me ha gustado Londres-contestó Gerard-No tengo muchas ganas de regresar allí.
-Tendrás una familia.
-Mi familia sólo me quiere cuando les envío la mitad de mi sueldo.
-Deberías de dejar de hacerlo. Ellos son los que tendrían que mantenerte. No al revés...
                                   Jeremiah sabía que Gerard era miembro de una aristocrática familia. Pero estaban en la ruina. Jeremiah procedió a dictarle una carta. Iba dirigida a su yerno. Siempre le estaba pidiendo dinero.
-Es otra sanguijuela-afirmó Jeremiah-No sabe ganarse la vida decentemente.
                               Gerard comparó mentalmente al yerno de Jeremiah con su familia. Quería mucho a sus padres. No le cabía la menor duda de que se preocupaban de corazón por él.
                               Sobre todo, su madre. El problema radicaba en su padre y en su tío. Eran demasiado amigos de irse de juerga. De despilfarrar el dinero.
                                No sabían bien administrar el patrimonio familiar. Gerard sabía lo que era tener familia en Newgate. Su padre pidió un préstamo a un indeseable para salvar su casa. La había apostado en una partida de naipes. Estuvo cerca de dos años en Newgate.
-Mi padre y mi tío creen que trabajar es algo que sólo los pobres pueden hacer-contó Gerard-Nosotros somos pobres.
-Tú ganas tu sueldo y sabes administrarlo-observó Jeremiah.
                            Gerard suspiró. Era raro hablar con alguien ajeno a su familia de su situación familiar. Naturalmente, la ruina de su familia era algo que Susan ignoraba por completo.
                           No sabía cómo contárselo. A lo mejor, ella le despreciaba todavía más.
-Puede que eso sólo signifique una cosa-se lamentó Gerard con tristeza-Que miss Cole me odie aún más.
-Sé paciente con esa joven-le exhortó Jeremiah-A las mujeres se las conquista con ardor, con paciencia y con dulzura.



-¿Usted sabe algo acerca de quién pudo ser el padre de Susan?
-Esa pregunta deberías de hacérsela a lady Kate. ¿Por qué quieres saberlo?
-Quiero meterle un balazo.
-Eres muy temperamental, muchacho.
                         Jeremiah se echó a reír.
-Estoy hablando en serio-insistió Gerard.
                           Quería devolverle la alegría a Susan. Tenía la sospecha de que nunca había sido alegre.
                           Ser la hija de un miserable trae consigo muy pocas alegrías. Amo a Susan Cole, pensó Gerard.
                        Y lograré que sea feliz conmigo.

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