jueves, 9 de julio de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Una pareja enamorada. 
Animada por su madre, Susan empieza a hacer más vida social.

                              Susan no entendía el porqué había aceptado aquella invitación para ir a la velada que se celebraba en la casa de los Barrows.
-Te conviene relacionarte más con la gente, cariño-le había exhortado Kate-No quiero que estés sola. Debes de tener amigas.
                            Susan se estaba aburriendo mortalmente en la casa de los Barrows. La velada consistía en hablar de diversos temas. Habían contratado a una pequeña orquesta.
                            Iba a celebrarse un baile. Susan no quería bailar. Lo cierto era que nunca antes había bailado. No tuvo un profesor de baile con el que practicar.
                            De pronto, alguien se acercó a ella con un vaso de limonada. Sin pensar bien lo que estaba haciendo, Susan aceptó aquel vaso.
                           Sin embargo, se envaró cuando se dio cuenta de quién le estaba ofreciendo aquel vaso. Era Gerard.
                          Su primer impulso fue querer arrojarle el vaso de limonada a la cara, pero se contuvo.
-¿Qué está haciendo aquí?-le preguntó.
-Mister Barrow me ha invitado-respondió Gerard-Celebro verla por aquí.
-No me verá mucho tiempo.
-¿Ya se va?
-Se me han quitado las ganas de seguir aquí.
-No se vaya. No le he hecho nada para que esté enfadada conmigo. Miss Cole, quédese. No se marche. Entiendo que mi acción fue un error terrible. Tiene motivos para estar más que disgustada conmigo.
                       Susan tuvo que reconocer que Gerard nunca le había ofendido. Lo cierto era que siempre se había portado como un caballero con ella.
                         Cierto era que se conocían desde hacía poco tiempo. Una parte de ella quería creer en lo que él le decía. Cuando le aseguraba que quería cortejarla.
                         La otra parte de Susan le recordaba que Gerard era un caballero. Tenía toda la apariencia de un caballero.
-Si la ofendí el otro día, le ruego que me disculpe de corazón-le pidió Gerard con sinceridad-Nunca le haría daño, miss Cole. Se lo puedo asegurar. No soy ningún canalla. Déjeme demostrarle que soy un hombre decente. Bueno...Nunca le haría daño.
-No me mienta-le espetó Susan-Conozco a los hombres de su calaña.
-No soy un mal hombre. Entiendo que piense así, pero le puedo decir que no todos los hombres son unos sinvergüenzas.
                         Está mintiendo, pensó Susan con rencor. Los hombres eran unos canallas que usaban a las mujeres a su antojo sólo para abandonarlas después. Le había ocurrido eso mismo a su madre. La sociedad la señaló como una ramera cuando sólo era una mujer que se había cegado por amor.
                        Había amado a un canalla.
-Quédese conmigo-le pidió Gerard-Se lo ruego. Aunque no me dirija la palabra.
                       Cogió la mano que Susan tenía libre y se la besó.

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