domingo, 26 de julio de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Una pareja enamorada. 
Vamos a ver lo que pasa por la cabeza de nuestra terca Susan.

                                    Cuando lady Kate fue desterrada a aquella isla, se llevó consigo numerosos libros.
                                   Al menos, los libros le harían compañía cuando se sintiera sola, antes del nacimiento de su hija. Su padre pensaba que el leer demasiado la había convertido en una mujer fácil. A aquellas alturas, lo que pensaba su padre de ella le importaba bien poco a lady Kate.
                                Susan había heredado de su madre su pasión por la lectura. Podía pasarse las horas muertas leyendo en la pequeña biblioteca que había en su casa. En aquellos momentos, Susan entró en la biblioteca.
                                 Lady Kate había salido con su doncella a dar un paseo por la orilla del río Támesis.
                                 Susan se quedó mirando los libros que había en una estantería.
                                No podía quitarse de la cabeza la forma en la que Gerard la había besado.
                                Estás cediendo ante él, se regañó así misma mentalmente. Gerard había visto su lado más vulnerable.
                                 Se había jurado así misma que no bajaría la guardia ante él. ¿Qué estaba haciendo? Estaba bajando la guardia ante él. La biblioteca de lady Kate había crecido bastante en los últimos años.
                               Debían de darle las gracias a los parientes que le tenían compasión a ambas. Les hacían llegar vestidos ya usados. Libros que ya habían leído.
                               Susan no quería vivir de limosnas. No quería depender de la caridad de nadie. Apretó los puños con rabia.
                               Se recordó así misma que era la nieta de un noble. A pesar de que un canalla fue el que la engendró. Sólo Dios sabía de qué familia vendría aquel hombre. ¿Y por qué sentía aquel interés en saber más de un miserable?
                               Porque me estoy enamorando de otro miserable, pensó Susan. Así de simple.
                               Cogió uno de los libros que había en la estantería. Era un libro nuevo que había llegado hacía apenas unas semanas.
                                Leyó el título que había en la portada. Se llamaba Sentido y sensibilidad. Su autora había muerto unos dos años antes.
                                Se llamaba Jane Austen. Susan había oído hablar de ella.
                                Era la primera vez que podía leer un libro suyo. Abrió la novela. Decidió que no pensaría en nada. Pero no tardó en darse cuenta de que aquellas páginas hablaban de un tema que Susan luchaba por evitar.
                                 Contaba las peripecias vitales y sentimentales de dos hermanas. Susan no sabía lo que era tener una hermana. Era hija única. Ignoraba si el hombre que la había engendrado tendría más hijos además de ella. ¿Tendría hijos bastardos? ¿Estaría casado y sus hijos serían legítimos por haber nacido en el seno de un matrimonio?
                               ¿Cómo sería tener un hijo con Gerard?



                            Dejó de leer. Cerró la novela con furia. Pensar en Gerard la ponía de muy mal humor.
                            Decidió que no volvería a verle.
-Susie...-la llamó su madre-¿Dónde estás?
-Estoy en la biblioteca, madre-contestó la aludida-Creía que ibas a pasar más tiempo fuera.
-He estado fuera paseando una hora. Deberías de hacer tú lo mismo. Si no sales a que te dé el aire, te va a pasar lo mismo que le pasa a las flores cuando no se las riega. Se marchitan.
-¡No soy una flor, madre! Y estoy bien.

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